viernes, 9 de junio de 2017

País Vasco francés, las Landas y Burdeos (V).

En esta entrada voy a contar los dos días completos que estuvimos de turismo por Burdeos.

Nos levantamos el miércoles sin mucha prisa, bajamos a desayunar y nos preparamos para salir a conocer Burdeos. Vamos dando un paseo hacia el centro, en menos de cinco minutos estamos en la plaza Gambetta. Pasamos por la Porte Dijeaux y paseamos por toda la calle de la Porte Dijeaux, que más adelante se convierte en la calle Saint-Remi y termina en la plaza de la Bolsa. No son ni las diez y la calle está llena de furgonetas descargando mercancía en los comercios, lo que le quita un poco de encanto. La plaza de la Bolsa, con sus edificios señoriales, su fuente, toda abierta al río Garona es impresionante. Hacemos un montón de fotos desde el Espejo de Agua, que es una de las vistas más famosas de la ciudad. Cada cierto tiempo la fuente se vacía y sale agua pulverizada por unos surtidores, y justo nos pilló allí y la chiquinina lo disfrutó un montón. Vamos por el borde del río a ver el monumento a los girondinos. En la explanada que hay frente al monumento, hay una especie de mercadillo de antigüedades. Muy curioso. Después nos acercamos a ver el Centro Comercial de les Grands Hommes, pasando por la iglesia de Notre Dame y el pasaje Sarget. El centro comercial es un edificio circular en el centro de una plaza circular, bastante bonito. Vemos la Ópera y paseamos por la calle Sainte-Catherine, que es una calle muy comercial, llena de tiendas. También nos acercamos a la plaza del Parlamento.

La plaza de la Bolsa
Plaza de la Bolsa 
Flipando con la fuente 
Monumento a los girondinos 
Iglesia de Notre Dame
Plaza del Parlamento 
Típica calle del centro de Burdeos 
La chiquinina está echando su siesta mañanera, así que vamos a la plaza Camille Jullian y nos sentamos en una terraza a tomar el aperitivo. Esta plaza tiene muchos sitios para comer y bastante económicos, se respira ambiente de estudiantes. Aunque el precio de una cerveza grande y una copa de vino fue el que luego comprobaríamos que es el estándar, 10€. Cuando la chiquinina se despierta, vamos hasta la catedral, la torre de Pey-Berland y el palacio Rohan. Comemos allí mismo, en una pizzería que hay al lado del palacio, porque son más de las dos y no tenemos muchas ganas de ponernos a buscar otra cosa. Comemos una pizza, una pasta, Coca-Cola, cerveza y menú infantil por 45€. La pizza está pasable, la pasta horrorosa (para que yo no me coma un plato de pasta tiene que estar mala con ganas).

La torre de Pey-Berland
La catedral 
Después de comer estamos un poco cansados y Dani sigue estando malo, así que volvemos un rato al hotel pero antes pasamos por el centro comercial de Meriadeck, que está de camino. Hay un Auchan y entramos a comprar alguna cosa típica para llevarnos a casa, vino, queso y dulces, aunque no compramos mucho porque no sabemos bien qué comprar. Decido que mejor lo miro luego en Internet con la WiFi del hotel antes de ponerme a comprar vinos de Burdeos a lo loco. Llegamos al hotel y descansamos un par de horas. Una vez que hemos recobrado fuerzas, volvemos a salir para dar un paseo y tomar algo. Burdeos es una ciudad que merece mucho la pena pasear sin mucho rumbo, sólo dejándote llevar y viendo lo bonito que es todo. Cuando nos cansamos de andar nos sentamos en una terraza, que esa es otra cosa que me encantó, hay muchas terrazas y un ambiente muy animado. Además el tiempo es bueno por fin, así que hay que aprovechar. Tomamos otra cerveza y otro vino por 10€. Precio estándar XD De vuelta al hotel compramos una baguette para cenar algo de picoteo, pero veo un sitio de sushi para llevar que está en la porte Dijeaux y no me puedo resistir. La baguette son 1,05 que tenemos que pagar con tarjeta porque no tienen cambio de 20€ (O_o) y el sushi son 6,30 una bandeja de 8 piezas. Muy rico. Cenamos en la habitación del hotel y nos vamos a dormir pronto, que Dani sigue un poco pocho.

El jueves también nos levantamos tranquilamente cuando Sofía se despierta. Tomamos el desayuno, nos preparamos y salimos rumbo a los barrios de Saint-Michel y de Les Chartrons. Vamos a la parada del tranvía de St Bruno, que está al lado del hotel y cogemos la línea que nos lleva hasta Puerta de Borgoña. El día anterior no vimos de cerca el famoso Puente de Piedra, así que aprovechamos para verlo y echarle unas fotos. Pasamos por la puerta de Borgoña y vamos por la Rue des Faures hasta la Basílica de Saint-Michel. El ambiente aquí es diferente del centro, multicultural, algo más dejado y con un punto marginal. No sé si ayudaba que había un mercado de pulgas en la plaza de la basílica, y por eso me pareció un poco más cutre. Fuimos a ver también el marché des Capuchins, pero era muy pronto para hacer lo típico en este mercado, que es tomar una copa de vino blanco y ostras (además a ninguno de los dos nos gustan las ostras). Damos una vuelta viendo los puestos del mercado y después nos acercamos a ver la puerta de Aquitania. Como es la hora de la siesta de la peque, damos un paseo hacia el centro por la rue Sainte Catherine, la misma por la que paseamos el día anterior, por su parte más meridional, pero no conseguimos que la chiquinina se duerma. Vamos a ver la porte Cailhau que es preciosa, y nos sentamos en la place du Palais en una terraza a disfrutar de las vistas y de una cerveza y una Coca-Cola, por sus consabidos 10€.

Puente de Piedra 
Calle del barrio de Saint-Michel
con la torre de la basílica al fondo 
Puerta de Aquitania 
Porte Cailhau 
Porte Cailhau 
Como la peque no se ha echado siesta aún, vamos a comer pronto a una crepería que está al lado. Se llama Sel et Sucre, y nos gustó mucho. El local es muy bonito, con una decoración muy agradable y curiosa, tienen trona, cambiador de bebés y crepes para niños. Tomamos dos crepes saladas con una jarra de sidra dulce (al parecer es la bebida típica que se toma con los crepes) y Sofía una crepe de jamón y queso. Le pusieron cubiertos y vaso de plástico de colores y le dejaron un cuento para entretenerse. Además de económico, porque no llega 30€. Todo un acierto. Después de comer nos vamos dando un paseo a barrio de Les Chartrons por la orilla del río. Por el barrio, paseamos por la calle de Notre Dame, vemos la iglesia de Saint Louis de les Chartrons y nos tomamos un café en una terraza en la Halle de les Chartrons, era un mercado municipal de finales del siglo XIX reconvertido en sala de exposiciones. Yo en lugar de café pido algo que creía que era una tarta de queso (mi francés no da para mucho) pero resulta que es una copa de queso fresco batido con mermelada de frutos rojos. Muy rico. Volvemos al hotel dando un paseo largo y disfrutando de las últimas horas en Burdeos.

Exterior del Sel et Sucre 
Interior de la creperie
Jarra de sidra con los vasos típicos 
Paseo por el Garona 
Barrio de Les Chartrons 
Barrio de Les Chartrons 
Iglesia de St Louis 
Marché de Les Chartrons 
Después de descansar un rato, pasamos otra vez por el centro comercial y compramos, esta vez sí, vinos, quesos y canelés, que es el dulce típico de Burdeos. Vamos a tomar algo a un sitio cerca de la Porte Dijeaux al que le había echado el ojo el día anterior. Se llama Marcel Bistrot Français. Nos tomamos un vino y una cerveza, y como estamos a gustito nos pedimos una tabla de quesos y embutidos, todo son menos de 20€ y nos vamos cenados de vuelta al hotel. En el hotel le damos algo más de cena a la chiquinina, que ha picado sólo un poco de jamón, y nos vamos a la cama.
Cenita


Otras entradas del viaje en coche al País Vasco francés, las Landas y Burdeos:
Preparación y ruta
Viaje de ida y San Sebastián
País Vasco francés
Las Landas
Burdeos
Saint-Emilion y vuelta a casa.

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