sábado, 18 de junio de 2016

¿Llegaremos?

Escribo esto en el coche, a doscientos kilómetros de Madrid, más o menos, sin tener todavía claro, ni creerme mucho que si todo va bien, en unas horas estaremos en la playa en Cádiz.

La semana comenzó regular el lunes, por la noche nos dimos cuenta que Paul no quería comer, ni siquiera tomar la malta que es su droga, así que le dimos un poco de primperan (como nos ha dicho nuestra vete),y nos fuimos a la cama. Por la mañana del martes seguía igual, así que chute de primperan y llamamos al vete para ir esa tarde. Nos dijo que era una parada intestinal por una bola de pelo seguramente (aunque también había estado comiendo alfombra, el jodío), nos mandó medicación y volver el jueves. El miércoles estuvimos forzando ingesta, tuvimos que darle potito de verduras con jeringuilla y aquarius, además de la medicación. Se le veía muy parado y hecho una bolita, lo que nos preocupaba bastante.

El jueves por la mañana Dani fue con la niña a revisión de nefrología y nos dijeron que vuelve a tener infección, así que una semana de antibiótico y repetir el cultivo de orina. Por la tarde volvimos al vete, y como Paul seguía igual y estaba un poco deshidratado, se lo quedó un rato para ponerle suero y la medicación pinchada. Aquí ya nos rondaba la idea de que no íbamos a poder irnos a la playa, porque el pobre conejín estaba bastante fastidiado. La vete nos derivó a una clínica de exóticos en Fuenlabrada al día siguiente, si no mejoraba con lo que le había puesto de medicación y el suero, para hacerle una ecografía por si tenía un cuerpo extraño. Si mejoraba, volver para ponerle más medicación. Cuando llegamos a casa empezó a beber agua por sí mismo, lo que era una buena señal, pero seguimos con la idea de quedarnos sin playa.

El viernes (ayer) por la mañana Paul parecía que estaba igual. Desde el trabajo hablé con mis padres a ver si me podían llevar a Fuenlabrada a la clínica de exóticos. Pero cuando llegué a casa, le puse unos canónigos para ver si comía y se lanzó como una fiera. Viendo que comía sin obligarle, le llevamos a la vete, que le volvió a pinchar medicación y suero. Le conté que hoy nos queríamos marchar a la playa y me dijo que parecía que la cosa iba para delante, que le llevase hoy por la mañana para volver a ponerle medicación. Por la noche el conejín ya estuvo comiendo ensalada y bebiendo agua.

Y esta mañana teníamos que estar en el vete a las diez. La chiquinina se ha despertado antes de las siete, así que hemos podido terminar de preparar todo con muuuucha tranquilidad. A las nueve y pico, cuando estábamos cargando el coche, Dani se ha hecho un corte en el dedo bastante profundo con una cuchilla que tiene en el maletero para quitar el hielo en invierno. Oxidada, encima. Casi entro en pánico. Decidimos que él se vaya al centro de salud mientras yo voy con Sofía a llevar a Paul al vete. En la clínica le pinchan la medicación y me da la pauta para seguir dándole el resto de la semana primperan, dalsy y antibiótico. Al salir, Dani me dice que le han mandado al hospital para asegurarse de que no tiene afectados tendones ni nervios. Mientras él está en urgencias, yo le espero en el coche a la sombra, con los conejines en el trasportín y Sofía durmiendo en su silla, por suerte. Al final, Dani sale de urgencias a las once y pico, con tres puntos en el dedo y la antitetánica puesta. Y nos ponemos en camino.

El conejo pupas y Damara, listos para viajar. 

PD: Termino de escribir esta entrada en la cama, en Cádiz, así que, sí, hemos llegado. Y como me ha dicho la vete esta mañana (a ver si es verdad), ya sólo puede ir a mejor. Porque vaya semanita que nos hemos cascado...

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