lunes, 9 de mayo de 2016

De puente en París.

Ains. Voy a alegrarme un poco el lunes con cosas bonitas. El puente de Mayo pude cumplir uno de mis deseos viajeros y me llevé a mi maridito y a la chiquinina a conocer París. Yo ya había estado con mis padres y mi hermano, pero hace ya casi veinte años (moderofgod...), así que me apetecía volver y enseñárselo a Dani.

Salimos el sábado por la mañana, porque el vuelo del viernes llegaba muy tarde a París y el desplazamiento desde el aeropuerto se nos complicaba con un bebé. Nos fuimos en coche hasta el aeropuerto, y después de dejar el coche en el parking de larga estancia, cogimos el bus gratuito al aeropuerto. Últimamente cuando nos vamos un fin de semana fuera en avión, lo hacemos siempre así, porque es más rápido y casi igual de barato que ir en transporte público, y mucho más barato que un taxi. Los dos días y medio nos costó 25€, y el metro son 6€ cada uno por trayecto.

Al llegar al aeropuerto fuimos a pasar el control directamente porque ya teníamos las tarjetas de embarque en el móvil. En el control de seguridad sacamos todos los potitos y la papilla que llevábamos para la peque y sin problema. También pasamos la sillita de paseo por el control y la pudimos dejar en la puerta del avión. Mis padres nos regalaron para el cumple de la niña una sillita muy ligera y la verdad es que nos ha venido muy bien para el viaje. Ahora que la peque pesa ya sus kilos y no anda aún, todo el puente en la mochila y andando para mi espalda hubiera sido una paliza. Como la otra vez que hemos volado con la niña, embarcamos los primeros, con otras dos familias que también llevaban bebés. Durante el vuelo la chiquinina tomó teta durante el despegue y se quedó frita hasta que faltaban diez minutos para aterrizar, así que el vuelo muy tranquilo. Dani también se echó la siesta, y yo leí un rato. Las familias con los tres bebés íbamos en filas seguidas, y eran los tres de la misma edad más o menos, y los tres tomando teta. Pero la chiquinina la más buena de los tres :P

Al llegar a Charles De Gaulle, fuimos a buscar la sillita porque nos la dejaban en la cinta de equipaje, en lugar de en la puerta del avión. Nos fuimos a coger el RER, que es como el cercanías de París. Compramos el billete en las máquinas que hay antes de pasar a los andenes, y fueron 10€ por billete, que sirve para tren y metro. En general está bien señalizado y no tuvimos mucho problema para orientarnos. Cogimos la línea B hasta Chatelet - Les Halles y luego la A hasta Gare de Lyon, que estaba a cinco minutos andando del hotel. En la estación compramos unos bocadillos para comer en el hotel porque ya eran casi las dos, y para dar de comer a Sofía tranquilamente.

El hotel era el Ibis Gare de Lyon - Ledru Rollin. Un tres estrellas que tiene muy buena ubicación y bastante barato para estar en el centro de París. El barrio no es una maravilla, pero está a doscientos metros de la plaza de la Bastilla y se llega dando un paseo a Le Marais. Nos costó como ochenta euros la noche. El hotel es moderno y la habitación es grande y limpia, aunque un poco básica de equipamiento, pero con todo lo necesario. Lo único que nos faltó fue un microondas (ya sé que no es habitual en los hoteles, pero muy necesario cuando viajas con un bebé) para las comidas y cenas de la peque, aunque nos apañamos calentando los potitos al baño maría en el lavabo con el agua caliente XD

Después de comer fuimos a coger el metro en Bastille para ir a Trocadero. Desde allí nos deleitamos con una de las mejores vistas de la torre Eiffel. Justo cuando salíamos del metro empezó a llover y estuvo lloviendo a ratos toda la tarde. La chiquinina se quedó dormida mientras dábamos una vuelta por los alrededores (y debajo) de la torre. Después nos acercamos al Arco del Triunfo, compramos un yogur para dárselo de merienda a la peque sentados en los Campos Elíseos. Paseamos otro poco y entramos en un sitio pequeño y muy coqueto (muy típico francés) donde tomamos Dani una cerveza y yo un blanco que estaba muy rico, muy parecido a un rueda. Después de tomar algo, nos dimos otro paseo y cenamos en una creperie cerca del Arco del Triunfo, que no nos gustó mucho. Cogimos el metro de vuelta al hotel y a dormir. Para entonces ya éramos muy conscientes de que París es muy poco family friendly, el metro es un horror para ir con sillita de bebé, y los bares y restaurantes tampoco están pensados para ir con bebé ni para meter un carrito. Pero bueno, hay que adaptarse a lo que hay.

La torre Eiffel desde Trocadero

Desde el Sena

Cartel de entrada al metro

Otra de la torre desde el Sena

El Arco del Triunfo

Los Campos Elíseos.

El domingo amanecimos a las diez con un día soleado y muy buena temperatura. No teníamos desayuno en el hotel, así que nos duchamos, le dimos el desayuno a Sofía y salimos a buscar un sitio donde comprar algo para desayunar. Nos costó un poco, al ser domingo y día del trabajo, pero lo conseguimos. Fuimos paseando por la plaza de la Bastilla, la plaza de los Vosgos, luego nos acercamos hacia el Sena y vimos las dos islas con sus puentes, Notre Dame... A la una más o menos, la peque se quedó dormida y aprovechamos para tomar algo en un sitio al lado del Louvre. Fue un poco clavada, pero lo esperable. A la peque le habíamos comprado una baguete y llevaba media mañana comiendo pan. Seguimos paseando por el Louvre, fuimos al Palais Royal y estuvimos descansando un rato en los jardines mientras la peque comía un poco. Después del descanso nos acercamos a ver la Ópera, la Place Vendome y fuimos hasta los jardines de las Tullerías para coger el metro. Estábamos un poco cansados después de varias horas andando, así que la idea era ir al Centro Pompidou y tomar algo en la última planta desde donde hay buenas vistas. Pero cuando llegamos estaba cerrado a cal y canto, supongo que porque era el día del trabajo. Buscamos un sitio por allí para tomar algo, aunque fuera sin vistas, y nos sentamos en una terraza. Una vez que cargamos las pilas, volvimos dando un paseo hacia el hotel, viendo el ayuntamiento y bordeando el Sena, que estaba lleno de gente tomando el sol del atardecer en su orilla. En el hotel le dimos a Sofía la cena y después bajamos a cenar algo enfrente de la Gare de Lyon, en un restaurante alsaciano.

La plaza de la Bastilla. 

La plaza de los Vosgos. 

Notre Dame. 

Notre Dame. 

La Sainte Chapelle. 

La Conciergerie. 

El Pont Neuf. 

Almuerzo rico. 

El Louvre. 

Los jardines del Palais Royal. 

La Ópera. 

La plaza Vendome. 

El centro Pompidou. 

El ayuntamiento. 

Y el lunes amanecimos también a media mañana. El vuelo salía a las tres, así que sólo nos dio tiempo a hacer la maleta, tomamos un latte con un croissant en un Starbucks de la estación, y cogimos el RER hacia el aeropuerto. En Charles De Gaulle no nos dejaron pasar el control de seguridad con la sillita, así que la facturamos y pusimos a la peque en la mochila. Pasamos el control y compramos unos bocadillos y unas bebidas para comer antes de embarcar. Embarcamos también de los primeros y Sofía se quedó dormida antes de despegar. Se despertó un rato antes de aterrizar pero estuvo muy tranquila todo el tiempo. Cuando aterrizamos, fuimos a recoger la silla y directos al bus para ir al parking a recoger nuestro coche.

De París me ha llamado la atención que es una ciudad muy musical, con mucha gente y de muchos lugares diferentes, muy poco pensada para los niños, aunque es muy paseable en general, no es muy accesible. En resumen, el viaje ha sido un poco paliza, y Dani se puso malo según llegamos a casa con un virus que se trajo de souvenir, pero me ha encantado volver a París, poder pasear por la ciudad con mi marido y mi niña, y seguir haciendo una de las cosas que más me gustan en la vida, que es coger una maleta y salir a ver el mundo.

El siguiente, para este verano.

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